sábado, 5 de diciembre de 2009

HUMITAS EN HOJA



Las HUMITAS son una especie de tamal mexicano pero son rellenadas de maíz molido FRESCO con cebolla,albahaca, manteca y envuelto en las mismas hojas de maíz en los cuales venian envueltos por la naturaleza y cocinadas al horno o en agua hervida. Se le puede agregar queso a la mezcla. Al envolverla se emplea un hilo o cuerdita de algodòn para mantener las hojas unidas, lo que hace que adopte una forma parecida a una corbata de moño, por lo cual en Chile se usa la misma palabra para referirse a ambas cosas.


INGREDIENTES:

12 choclos grandes, CHOCLEROS

1 cebolla grande

2 cucharadas de manteca de cerdo o aceite

1 rama de albahaca

2 ajíes verdes

1 taza de leche

1 cucharada de ají de color

1/4 cucharadita de pimienta

1 1/2 cucharadita de sal

OPTATIVO: PARA SERVIR

1 ají verde molido

2 tomates pelados y picados


En Chile hay molinos especiales para moler el choclo una vez cortado o rebanado, pero pueden utilizar una procesadora moderna que hoy hay en casi todas las cocinas.
Se comienza quitàndoles las hojas, pelarlos bien quitàndoles todas las pelusas, guardar las hojas para envolver al final las humitas, rebanar los choclos y cortarles todos los dientecitos que tiene y cuando los tenga todos, llevarlos a una procesadora y muela hasta que tenga una bien lisa la masa, sofreir la cebolla con un poquito de aceite, sin que dore,tiene que quedar blanca, y agreguela a la masa, agregar las ojitas de albahaca picadas,la manteca derretida o aceite, el ajì bien picado, el ajì de color, la pimienta y la sal al gusto y mezcle bien todo con una cuchara de madera, agregue poco a poco la leche si fuera necesaria, depende de la frescura del choclo, debe quedar una masa bastante blanda. Tomar las hojas y juntarlas de dos en dos y rellenarlas de la masa, no demasiado, cerrarlas y amarrarlas finalmente con hilo o con tiritas de las mismas hojas. Poner a cocer en una olla una encima de otra, con abundante agua hirviendo con sal, durante unos 45 min. aproximadamente. Se sirve con tomates pelados y picados en cubitos chicos y con aji picado si se desea.

LA COMIDA DE LA CALLE




La vida hoy en dìa es vivirla muy ràpidamente y trabajar incansablemente, la mayorìa de las familias ya ni se reunen a comer en casa, debido al escaso tiempo, a lo alejado que viven y como no hay ni tiempo y a veces tampoco mucho dinero entonces se resuelve comer en la calle. En cada esquina del centro de Santiago y en las cercanias de los mercados hay puestos de comida ràpìda para satisfacer cualquier paladar, es comida sencilla, pero de buen gusto la mayorìa de las veces, los puestos bien cuidados y limpios para que la gente se anime a consumir. Cada pueblo tiene sus costumbres culinarias callejeras y rasgos que los caracteriza y asì llega uno a conocerlos mejor a travès de lo que comen...en la calle!

Aqui va una lista de las màs tìpicas
comidas ràpidas que se consumen:

EMPANADAS FRITAS DE QUESO

COMPLETO CHILENO, es un ''perro caliente'', una salchicha caliente
en un pan con chucrut,salsa americana, tomate
picadito, cebolla picada, pikles, ketchut, mostaza
ITALIANO
ESPECIAL
AS
HOT DOG


CHORRILLANA, es una bomba! Carne asada de vacuno, salchichas
vienesas, papas y cebollas fritas, plato ùnico.

SANDWICH o "SANGUCHE" DE POTITO, nombre chistoso para un
sandwich de carne del recto del vacuno con ajì, cebollaSALCHIPAPAS, tìpicas papas fritas con salchichas vienesas

PAPAS FRITAS, las tìpicas papas fritas

SOPAIPILLAS, tortitas de harina y zapallo fritas

CHURROS, los tìpicos dulces alargados de herencia española

MANÌ CONFITADO ,

SANDWICHES: SON PANES RELLENOS DE:

Barros Lucos, carne a la plancha y queso derretido
Barros Jarpa o Aliados, relleno de jamòn con queso derretido caliente
Ave Pimiento, Pollo, pimiento cocido y mayonesa
Vegetariano, Tomates, porotos verdes, quesillo y palta
Queso Caliente, sòlo con queso caliente
Diplomàtico con Palta, Lomito de cerdo, palta y queso caliente
York, jamòn y huevo frito
Chacarero, Carne vacuno a la plancha,porotos,tomates y ajì
Chemilico, Carne con cebolla frita y huevo frito
Queso y jamòn, jamòn y queso derretido

SOPAIPILLAS CON CHANCACA



SOPAIPILLAS PASADAS EN CHANCACA

En una tarde de fresco otoño o invierno a
quien no le apetece comer unas ricas y
calientitas Sopaipillas?
Aquì va una receta mejorada en algunos ingredientes
y aspectos de preparaciòn. Espero que les guste!


INGREDIENTES:
250 g. de puré de zapallo (1 taza aprox.)
1/2 kg harina
2 cucharadas de manteca derretida
1 pizca polvo de hornear o bicarbonato
sal a gusto

PARA EL ALMIBAR O SALSA DE CHANCACA:

400 g panecito de chancaca
4 tazas de agua
1 clavo de olor
1 palito de canela
Ralladura de la càscara de media naranja
3 cucharaditas de maizena disueltas en poquita agua frìa

*Cocinar un trozo de zapallo cortado en cubos, cubierto con agua, aproximadamente por 20 a 30 minutos o hasta que el zapallo esté blando. Colar el zapallo y pasar por cedazo caliente.

*Se pone la harina, el polvo de hornear, la manteca, la sal y el purè de zapallo cocido en un bol y se mezcla bien con las manos mejor, hasta que la masa estè suave y uniforme.

*Uslerear toda la masa sobre una mesa que quede como de 1 cm de espesor y cortar círculos con un vaso o copa. Encuentro que este proceso es màs ràpido y queda màs redondas las sopaipillas. Dèjelas reposar unos 10 minutos...mientras...

*Haga el almibar o salsa de chancaca, calentando el agua en una ollita, le agrega la chancaca, la ralladura de la càscara de naranja, la canela, el clavo de olor y que hierva moderadamente hasta que estè bien disuelta, luego derrita la maizena en poquita agua frìa y se la echa a la mezcla, dejar hervir un minuto màs hasta que tenga consistencia de jarabe.

*Ponga una sartèn con aceite a calentar y ponga la cantidad de sopaipillas que quepan, no debe poner muchas a la vez, frìalas por unos 2 a 3 minutos por cada lado hasta que estèn doraditas.

•Cuando estèn todas fritas se sirven calientitas y se bañan en el almibar de chancaca.

QUEQUE MARMOL o MARMOLEADO



Éste queque lo conocemos todos, en concreto el nombre de "mámol o marmoleado", lo recibe porque al cortarlo se ven unas vetas de dos colores, marrón y beige que se deben al chocolate y los huevos y que asemeja mucho a las vetas del mármol. Es una herencia que recibimos de Austria y Alemania, donde algunos lo hornean aùn con preciosos moldes antiguos de cobre y que llaman ''marmorgugelhupf''.
Es super fàcil y ràpido de preparar y delicioso y a los niños les encanta.
Yo lo preparo asì:

INGREDIENTES:

*300 gramos de harina
*2 cucharaditas de polvos de hornear
*250 gramos de mantequilla
*250 gramos de azúcar flor
*5 huevos medianos
*1/4 taza de crema de leche o de leche
*200 gramos de chocolate fondant semi amargo
*1 vasito de Ron
*ralladura de medio limòn
*1 cuchadta. de vainilla
*sal

PREPARACIÒN:

1ºPrecalentamos el horno a 180ºC, y enmantecamos el molde, y enharinamos. O si quiere puede forrar el molde con papel de hornear.

2º Tamizamos la harina, la levadura y una pizca de sal en un recipiente.

3º Fundimos 150 gramos de chocolate al baño maría.

4º Trabajamos la mantequilla con una batidora, agregamos el azúcar, incorporamos los huevos de uno en uno, y añadimos la harina mezclada con la levadura y la sal, el ron, la vainilla, y la ralladura de medio limòn.. alternando con la crema de leche o leche ..

5º Separamos en dos la masa obtenida, en una mitad de la masa vertemos el chocolate, y pasamos todo esto al molde alternando capa normal blanca con la capa de chocolate.

6º Horneamos de 50-60 minutos controlando la cocción, hacia el final pinchamos con un palillo de madera, si sale seco es que ya està. Dejamos enfriar sobre una rejilla.

viernes, 13 de noviembre de 2009

CALDILLO DE CONGRIO CON CAMARONES


OTRO CALDILLO DE CONGRIO CON CAMARONES Y CHORITOS:

Caldo:
- 4 cabezas de congrio, limpias
- Agua hasta tapar las cabezas.
- Sal al gusto
- Pimienta entera
- 3 hojas de laurel
- 4 dientes de ajo
- 1 tomate entero o a la mitad
- 2 zanahorias, peladas y en trozos
- 2 papas pequeñas, peladas y cortadas en discos
- 3 cebollines
- 1 vara de apio
- Rama de perejil

Para el caldillo:
- 5 cuchdas. de Aceite de oliva
- 2 cebollas en pluma
- 2 tomate en cubos
- 3 diente de ajo, picado
- Perejil, picado a gusto (tambien para decorar)
- 3/4 de 1 Botella de vino blanco
- 1/2 Kg de Camarones
- 1/2 Kg de Choritos
- 6 Medallones de congrio colorado


PREPARACIÒN:

- En una olla grande coloque los ingredientes para el caldo hasta que hierva.
- Baje la llama y cocine a fuego bien bajo por una hora.
- Pasado ese rato, mientras se toma un buen vino, cuele el caldo eliminando los sólidos.
- Vuelva el caldo a la olla y reserve.
- En otra olla, vierta aceite y agregue las cebollas y fría por 5 minutos.
- Añada ahora todos los ingredientes para el caldillo menos los trozos de congrio que deben incorporarse 10 minutos antes de terminar la preparación.
- Pasados 10 minutos en que los ingredientes soltaron todos sus aromas y sabores incorpore el caldo reservado junto a una botella de vino blanco y deje evaporar el alcohol con olla sin tapa por 10 minutos más.
- Ahora agregue los medallones de congrio junto a los camarones y choritos.
- Espere 5 minutos y apague el fuego.
- Ahora espere 15 minutos mientras pone la mesa, descorcha el vino bien frìo, y disfrute de su obra maestra.

A MI ME GUSTA ACOMPAÑARLO CON UNAS TOSTADAS DE PAN CON AJO...;)

jueves, 12 de noviembre de 2009

EMPANADAS ARGENTINAS...



POCAS COSAS HAY MÀS SUBLIMES QUE UNA BUENA EMPANADA!
HONREMOS A NUESTROS VECINOS Y HERMANOS ARGENTINOS CON SUS TAMBIÈN MUY RICAS EMPANADAS DE CARNE QUE TODOS CONOCEMOS...RIQUÌSIMAS ESTAS, SON DE UNA RECETA DE MI AMIGA MÒNICA QUE VIVIÒ EN NUESTRO PAÌS MUCHOS AÑOS. ELLA LAS HORNEABA COMO LAS NUESTRAS, ME CONTABA QUE EN ARGENTINA MUCHAS PERSONAS LAS FRIEN EN ACEITE O MANTECA DE CERDO, COMO HACEMOS CON LAS DE QUESO EN CHILE.
DICEN QUE UNA BUENA EMPANADA FRITA, POSIBLEMENTE EN GRASA, RECIÈN SACADA, CALIENTITA Y JUGOSA ES INCOMPARABLE, ESTO QUEDA A VUESTRO GUSTO EL QUE LA FRIAN O LA HORNEEN. Y SI COMPRAN LOS DISCOS EN EL SUPER QUE NO SEAN DE MASA HOJALDRE POR FAVOR SINO LOS CLÀSICOS O CRIOLLA.


INGREDIENTES PARA UNAS 50 EMPANADITAS:

50 discos de masa para empanadas (las compra listas en el super)
1 1/2 kg de carne picada (hay quienes la pican a mano)
120 g de grasa vacuna
2 cebollas
4 cebollas de verdeo
1 pimiento rojo
2 echalotes
2 dientes de ajo
3 huevos duros
2 tazas de Aceitunas verdes picadas
1 cucharada de comino
1 cucharada de ají molido
1 cucharada de pimentón dulce
Sal y pimienta al gusto

Para la pincelada final para dorarlas:
Mezcle:
1 huevo
1/4 taza de leche
Sal al gusto

PREPARACIÒN:

Cortar las cebollas, los echalotes y el pimiento bien fino en brunoise, picar finamente el ajo y las cebollas de verdeo, reservar. Colocar en una cacerola la grasa y llevar a fuego medio hasta fundir, agregar los dientes de ajo, luego la cebollas los echalotes, el pimiento y las cebollas de verdeo, salpimentar y cocinar durante unos minutos, agregar la carne picada, mezclar bien, agregar los condimentos y cocinar hasta que la carne esté cocida, retirar del fuego, agregar el huevo duro picado o si quiere se lo puede agregar al armarlas y reservar en heladera durante 24 horas.
Probar y rectificar las especias. Es mejor que sobre un poco a que falte condimento.
Dejar enfriar por lo menos dos horas en la refrigeradora
Rellenar los discos de empanada con una cucharada bien colmada de relleno, una aceituna, un octavo de huevo duro si decidiò ponerlo ahora. Poner bastante relleno: una empanada con poco relleno se seca. Sellar bien los bordes y hacer un repulgue.
- Si las empanadas se hacen al horno, pintarlas con la mezcla de yema y leche con un poquito de sal y ponerlas en una placa aceitada en horno bien caliente. Sacarlas bien doradas.

- Si se van a freír, hacerlo por tandas en grasa bien caliente en una sartén profunda. Hay que comerlas bien calientes, se sirven normalmente con un buen Malbec o alguno de nuestros buenos vinos tintos chilenos.

ARMADO:



SI DESEA ELABORAR SU PROPIA MASA:

750 gr. de harina común con una taza de grasa vacuna, sal gruesa al gusto en agua hirviendo.

ELABORACIÒN MASA:

Hacer una pirámide con la harina sobre la mesa, con un hueco en el medio. Preparar una salmuera con el agua hirviendo y unas dos cucharadas de sal y dejar enfriar un par de minutos. Derretir en una sartén profunda la grasa a fuego medio, que no queme, dejar enfirar un poco pero sin que solidifique. Echar en el hueco de la harina la grasa y algunas cucharadas de salmuera. Mezclar rápidamente, echar más salmuera si es necesario, hasta lograr unir toda la harina. Trabajar hasta que se enfríe. Queda una masa bastante dura, hay que trabajarla para que gane elasticidad y suavidad.

-Estirar con uslero la masa bastante fina, cortar discos con un platito de taza de té o algo similar. Dejar enfriar.


UNA NOTA PARA COMPRARLAS:
Si se les apetece comer ya sus empanaditas hechas por manos argentinas no dejen de pasar por esta panadería argentina que es una maravilla: Sabores de Buenos Aires en Irarrázaval 1220, Ñuñoa, fono 269 6425, y Las Dalias 2892, Providencia, fono 343 5982, su sitio: www.sabordebuenosaires.com causó furor el año pasado en Mercado Paula Gourmet con sus empanadas de masa de semi-hoja. Éstas son algunas de los rellenos que ellos preparan en sus empanadas: Tradicional argentina (que es la receta que les presento), salteñas, Espinaca y roquefort, Camarón, ostión, jaivas o centolla.

BISCOFLAN...O SEA BISCOCHO FLAN




Es un biscocho flan como dice su nombre que me enseño una amiga hace tiempo y lo hago cuando quiero cambiar para una versiòn diferente que el tìpico flan que hacemos todos y tiene una consistencia màs masisa y se corta muy bien. Se puede acompañar con frutos rojos o en mi casa gusta mucho con dulce de leche ''la muerte''! ;)

Aquì les dejo la receta para que tengan tiempo de hacerlo para este fìn de semana, no se arrepentiràn:

PARA 6 PERSONAS aprox.

PRIMERO, PRECALIENTE EL HORNO A 180 GRADOS

INGREDIENTES BISCOCHO:

-3 huevos enteros
-90 gr. de azúcar
-90 gr. de harina para repostería

INGREDIENTES FLAN:

-4 huevos enteros
-1/2 litro de leche entera (puede usar descremada)
-120 gr. azúcar
-1 cucharadita de vainilla liquida


PREPARAMOS EL FLAN:

-Primero ponga en el fondo de un molde rectangular el caramelo lìquido, bien repartido tambièn en los costados, que lo harà derritiendo en una ollita unas 8 cucharadas de azucar con 2 de agua y dejarlo que se ponga un poco màs que dorado tostado, cuidado con quemarse! tambièn venden el caramelo listo si asì lo desea.
-A continuación ponga todos los ingredientes en una batidora y mèzclelo bien unos minutos, luego vièrtalo en el molde y reservar hasta que tenga la mezcla del biscocho.

PREPARACIÒN DEL BISCOCHO:

-Batir, mejor con batidora, 2 huevos enteros y 1 yema, con el azúcar hasta que blanquee la mezcla, quizàs unos 5 minutos, luego la clara que quedò bàtala a punto de nieve, y se la agrega a continuación a la mezcla, agregando tambien poco a poco la harina de manera envolvente.

-Vierta esta mezcla sobre el flan con cuidadito para que le quede por encima y meteremos el molde sobre una bandeja que contenga agua caliente (no hirviendo) para cocinar el biscoflan a baño marìa, mètalo inmediatamente al horno, previamente calentado.
Hornear por aproximandamente 45 minutos.

-Desmoldar el flan una vez frìo, les quedarà el flan con el caramelo en la parte de arriba. Sìrvalo acompañado de crema chantilly o dulce de leche o si lo quiere en una forma màs light con unos frutos rojos.

INAUGURAN MERCADO ORGANICO


Amigos, les debo una disculpa por no haber estado presente en estos ùltimos tiempos, salì de mi letargo obligado por razones personales y espero poder estar màs presente aportando recetitas y noticias en este humilde blog que he creado con amor.



La noticia de hoy es que finalmente se abrirà el primer mercado orgànico en nuestra ciudad. El pròximo sàbado 14 de noviembre en Vitacura por primera vez parte un mercado de productos amables con el medio ambiente. Lo organizan Naturales y Pulentas.

En el mercado podremos encontrar, entre muchos otros productos, salsas de tomate, frutas y verduras, aceites, cremas de belleza, chocolates, mermeladas, todos sin químicos ni pesticidas, absolutamente naturales.
En el país, la preocupación por cuidarse y comer alimentos sanos va aumentando. Cada día hay más personas que prefieren consumir productos màs sanos y amables con el medio ambiente en el cual vivimos y salvaguardar la salud. Ademàs de vernos fìsicamente bien haciendo deportes y llenando los gimnasios tambièn haremos lo posible para limpiar lo que no vemos nuestro organismo interno y liberarlo de tantas toxinas. Por esta razòn se crea el MERCADO ORGÀNICO y tambièn como una forma de reunir a productores y consumidores en un solo lugar y poder lograr con el tiempo la perfecciòn en ese campo.
Prometen que también cada sábado habrán actividades para disfrutar con la familia, como música en vivo y cuenta cuentos,como escribe la revista Paula, tambièn habràn expertos en las áreas de agricultura, nutrición, paisajismo y salud para responder a preguntas de nosotros los visitantes.



La inauguración del mercado es el sábado 14 de noviembre en: Monseñor Escrivá 5.600, al lado de Casa Piedra, Vitacura y se repetirá todos los sábados del mes, entre 9.00 am y 14.00pm, para que cada día más gente se reúna a comprar sus productos orgánicos para la semana. La entrada serà libre a todo pùblico. Seguramente serà una inauguraciòn con mucha gente, esperando que haga buen tiempo.

domingo, 14 de junio de 2009

CONOCER RESTAURANTES, BUEN PASATIEMPO!


Voy a poner una reseña cada vez que visite un RESTAURANTE, CLUB O BAR, para darles una idea.

RESTAURANT MESTIZO

Es una belleza de lugar, super agradable
amplio, cuando fuì la primera vez me tocò una mesa
con una vista incomparable hacia el parque,
con cisnes, con decirles que hasta los baños son un encanto.
La segunda vez tuvimos menos suerte. La ubicaciòn
creo que sea lo màs notable de este sitio.
Hay buen pùblico, elegante, pero la atenciòn
tendràn que mejorarla, yo le darìa un 4, los meseros
no son profesionales.
La comida buena pero no excelente, algunos
platos estàn mejor interpretados que otros,
como es una fusiòn yo personalmente no siempre apruebo
ciertos sabores. La lista de vinos es muy discreta, para
ser un paìs vinìcola, tendràn que mejorarla, y
tambièn la atenciòn cuando los descorchan y sirven.
Se puede comer en la barra tambièn.
Es preferible ir a almorzar porque tienes mejor vista.
Volverìa màs que todo por el lugar.

Av. Bicentenario 4050, Vitacura
Telèfono: 477 6093

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LA SEMANA PASADA CON MI ESPOSO VISITÈ: Rest. OPORTO, y estuvimos muy satisfechos! Buena atenciòn, los precios aceptables.

RESTAURANTE OPORTO
Isidora Goyenechea 3477,
Las Condes
Teléfono: 378 6411

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SANTIAGO GRILL
Es un restaurante donde todo està asado
al grill, desde los quesos, carnes, pescados
mariscos y verduras.
No quedarà defraudado con un buen Bife de Chorizo
o un asado de tira asado a la perfecciòn.
Buenos postres y precios justos.

El Coihue 3886, Paseo El Mañío,
Vitacura
Teléfono 208 6095

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RESTAURANTE TIRAMISÙ
Comida italiana excelente
tambièn preparan pizza, y muy buenos postres
Muy bonita decoraciòn, artìstica
y tiene muy bonito ambiente.
Calidad precio, muy aceptable (entre 6000 y 8000)

Isidora Goyenechea 3141,
Las Condes

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SANTA PIZZA PARQUE ARAUCO
Aquì preparan una de las mejores Pizzas
en horno en piedra
Excelentes las ensaladas y tambièn pastas
Ambiente y decoraciòn moderna, minimalista
Tienen espacio para fumadores tambièn
Precios muy aceptables

Av. Presidente Kennedy nº 5413
Local 390, Las Condes
Telefono, 361 0470

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PIOLA

Muy buenas pizzas y pastas
decoraciòn moderna y sencilla
precio moderado
Durante la semana hay un precio menù
de $5.800 y el light $4.900
Buen estacionamiento, terraza, bar,
happy hours...

1)Isidora Goyenechea 2926, Las Condes
2)Alonso de Córdova 4357, Vitacura

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RESTAURNTE CHINO ''EL DANUBIO AZUL''

Super conocido por casi todos los
chilenos, es elegante, excelente comida china
su precio es un poco alto pero
vale la pena la experiencia
el pato laqueado o Peckin duck es
excelente o pollo a la naranja, bueno todo
lo que va a comer allì le va encantar.

Reyes Lavalle 3240, Las Condes
detràs del edif.de la municipal.de las Condes.
Telèfono: 2 234 4688

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ZEN - DETALLES
Es la clase de restaurante que hoy dìa
prefieren los jovenes, para los que
aman el sushi y la comida japonesa,
es muy bueno, bien decorado y sus
precios justos.

Dardignac 175, Barrio Bellavista,
Recoleta, Santiago
Telèfono: 56 2 7379520

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IRÈ ESCRIBIENDO POCO A POCO DE OTROS SITIOS, ADIOS AMIGOS

UN POCO DE HISTORIA DE ANTAÑO



ALGO DE HISTORIA DE LA COCINA CHILENA
Excelente artìculo escrito por Laura Tapia de Concepciòn.


Suena a audacia referirse a las mejores recetas chilenas después de haber hablado Rosario Olivas de la excelente comida del Perú. Pero pienso que, sin perjuicio de los méritos globales de cada cocina, todas ostentan creaciones capaces de destacarse por su calidad. Son, en nuestro caso, las que ya en la época colonial se conocían como propias de "la mesa de mantel largo", aquella de los invitados de honor. Así se diferenciaban de las más corrientes de "la mesa del pellejo", destinada a los menores de la casa o a visitas de mucha confianza. Bajo ese primer nombre tradicional intento reunir –y en ciertos casos tenemos el deber de recuperar– platos de los que, como en cualquier otra nación, podemos con justicia sentir orgullo.


Ocurre que sobre la comida chilena predomina una visión un tanto plana, que la muestra por parejo sencilla y sin especiales pretensiones de refinamiento. Si se piden ejemplos típicos, se mencionarán casi siempre los mismos que también se ofrecen al afuerino, algunos de origen campesino y quizás un par de la costa. En general se alabarán más bien nuestros productos que lo que con ellos preparamos. Incluso la estrategia oficial, que busca marcar ahora una imagen agroalimentaria del país en el ámbito internacional, insiste en esa línea.

Con todo el cariño y los recuerdos que nos traen los robustos sabores populares, vale la pena mostrar también aquellos que, sin perder carácter propio, poseen mayor finura. En ellos se aprecian con frecuencia influencias culturales llegadas desde fuera, pero toda cocina tiene rasgos de mestiza. La nuestra lo ha sido desde la raíz y también más tarde, porque somos un pueblo no sólo abierto al exterior sino adepto, a veces en exceso, a las modas. Tomando como esquema una secuencia histórica propuesta por Jaime Martínez, he entresacado de cada etapa las creaciones que considero como "cocina chilena de mantel largo".
La contribución directa de la tierra y el mar
El aporte inicial a la alimentación de calidad gastronómica, anterior incluso a la obra humana, nos lo entregan la tierra y sobre todo el mar de Chile. Hay aquí productos que por sí solos y al natural, o apenas cocidos o aliñados, merecen ser platos de banquete. Ejemplos señeros son la ostra chilota, el picoroco en su roca, el erizo al matico, la centolla austral, la langosta de Juan Fernández y la frutilla originaria, para citar casos plenamente autóctonos o que no ceden en calidad ante sus similares de otros sitios.

En cambio, debemos reconocer que los primeros tiempos de nuestra cocina, tanto indígena como española, dan poco espacio al refinamiento. A diferencia de imperios como el azteca y el inca, el legado de nuestros aborígenes en el campo culinario es extremadamente modesto. Él se limita a unos pocos guisos simples, de consumo generalizado, como humitas, chuchoca, pilco, porotos, cochayuyo o charquicán, o más identificados con una región, como el vailcán (un guisado de mariscos con ají) y el ñache araucano, o el curanto y el pulmay de Chiloé. Son valiosos sobre todo por sus ingredientes, varios de los cuales vuelven a tomarse en cuenta desde hace muy poco, pues habían sido sustituidos por otros llegados de Europa, como la quínoa por el trigo o el guanaco por el cordero.

La cocina de la Colonia
Por lo que atañe a la raigambre hispánica, después de la época de hambre de los conquistadores, la Colonia conoció una abundancia que Eugenio Pereira Salas llega a llamar barroca, pero de muchas de cuyas creaciones apenas subsiste el nombre. Sabemos del valdiviano, que hoy cuesta encontrar, cocinado al comienzo con austeros charqui y cebolla, y mejorado luego con aceitunas y naranja agria, o de la carraca que ha reconstituido Cecilia Letelier.

Nos queda la fama de las lentejas de las monjas Rosas (y una versión suya bastante sencilla en La Buena Mesa). También las de las Pastorizas, el ajiaco de las monjas Claras, los porotos de las Capuchinas y las aceitunas de las Agustinas, pero se sabe poco de su preparación. La antigüedad de la empanada criolla, con su "pino" de nombre mapuche, consta en una pintura de la Catedral de Santiago de 1652.

Asimismo eran comunes, sin conocerse mayores detalles, los caldillos, el pescado frito, la cazuela, el asado al palo, la carbonada y los chupes de influencia peruana. El equipo de la Universidad Católica que actualmente investiga la historia de la cocina chilena elaboró algunas de esas recetas coloniales, las que resultaron difíciles de comer, debido tal vez a la grasa de vacuno que entonces se utilizaba.

Los aportes culinarios de La Serena
Había sí bastante más que hemos perdido, como lo indican las referencias al prestigioso arte culinario de La Serena que entonces estaba mucho más cerca que otros de la "cocina de mantel largo". De esa ciudad colonial, Pereira Salas menciona el pavo mechado con tajadas de pisto o fritura de pimiento, tomate, ajo y calabazas revueltos en jugo de carne; los lechoncitos en cama de arrayán florido o, en otra versión que recoge Hernán Eyzaguirre, rellenos con colas de camarones, arvejitas, choros zapatos amarillos y pimiento morrón. La lista sigue con la nogada de gallina negra catalana, y la corvina asada bajo rescoldo de arena, envuelta con hojas de repollo bañadas en mantequilla y no en grasa "en pella" (algo muy moderno para el siglo XVIII). Para terminar con los camarones de río con pebre de ajo, y el cordero asado al palo con salsa picante de tomate chino y manzanas y camotes cocidos. Algunos de esos platos pueden todavía encontrarse en las buenas mesas familiares serenenses, y sin duda en otras provincias debe ocurrir lo mismo. Todo un panorama por recuperar, como ya se está intentando.

Surge la repostería chilena
Fuera de ese tesoro provinciano, donde sí aparecen las primeras recetas de alta calidad que en su conjunto han perdurado hasta hoy, es en la dulcería. Allí seguimos el ejemplo de los conventos virreinales peruanos con su tradición árabe-andaluza, lo que complementó acá la calidad de las frutas, en especial chirimoya, lúcuma, frutilla, durazno, melón y membrillo. Tal como en Lima, aunque con menos intensidad en el dulzor, hubo aquí "mano de monja". Ayudaron a ello el azúcar importado y también aquel que produjo La Quintrala y que habría originado los dulces de La Ligua, sin olvidar la miel de abejas y la de palma. Tortas como la de milhojas y muchas más, huevos chimbos, cajetillas, alfajores altos, buñuelos, bizcochuelos, mazamorra, duraznitos almibarados de la Virgen y de San José, tostadas de almendra, ponderaciones, manjar blanco y confituras de limón sutil y de coquitos de palma no agotan la lista pero nos recuerdan una herencia duradera.

Aludiendo nuevamente al norte, no pueden omitirse la torta de Combarbalá, para la que se requerían 100 huevos, de cuyas claras se usaban sólo doce, y la torta catalana, que aún se prepara en La Serena. En todas las ciudades con tradición conventual se daba la perfección monjil en la alcorza o pasta de almendra. Ella se prueba con la imitación de servilleta, cuchillo y alimentos varios que engañó al gobernador Martín de Mujica en el banquete con que se le recibió en Santiago. Tales artificios se codeaban con vinos toscos, chicha, aloja, horchata y las variadas mistelas, cuyo lenguaje de colores y sabores era hábilmente utilizado por la coquetería femenina. En síntesis, de esos tiempos, fuera de los productos naturales, hemos heredado los mejores postres de la repostería chilena, primer capítulo en nuestra antología de cocina de alta calidad.

Desarrollo de la cocina en el siglo XIX
Una cuidadosa revisión de los textos de Eugenio Pereira y Hernán Eyzaguirre nos decepciona en cuanto a los años iniciales de la República, quizás también por falta de información detallada. Por cierto los frutos del mar y de la tierra seguían siendo excelentes y la afición a la comida mantenía el antiguo fervor, en especial por todo tipo de carnes. Se disponía de aves domésticas (la cazuela de gallina y el ganso relleno de San Martín parecen haber sido dos clásicos) y muchas más de cacería. En materia de vacunos, cerdo y cordero, el dato de que se prefiriera este último de cinco años, y ojalá de siete, suscita justificadas sospechas sobre los gustos de entonces. Queda la impresión de que importaba más la cantidad, y al parecer lo que dominaba por sobre todo eran los guisos suculentos y repetidos a diario, como cazuela, puchero, charquicán, porotos y maíz en varias formas. Ni siquiera en las alegres y copiosas celebraciones de la Independencia encontramos verdadero refinamiento.

Sin embargo, a través de todo el siglo XIX se fue consolidando el repertorio, básicamente campesino, de la cocina criolla, y a la vez la progresiva llegada de inmigrantes europeos comenzó a enriquecer esa lista. La nueva costumbre de los cafés y restaurantes, muchas veces a cargo de extranjeros, aportó hacia la mitad de la centuria un estilo más cuidado y ya no sólo familiar. Eyzaguirre da cuenta de un curioso folleto de 1851 en el que aparece por fin una serie de recetas para cocinar aves, como un capón con ostiones, y figuran la salsa blanca o béchamel y la "bayonesa" o mayonesa, la carlota rusa y el plum-pudding. En esa época se comían ya los ravioles y, sobre todo en el sur, empieza la influencia de la pastelería alemana.

La admiración por lo francés

En la segunda mitad del siglo reina la admiración por lo francés, aparecen las cepas finas en la vitivinicultura y las grandes familias importan buenos chefs, algunos de los cuales dirigirán después sus propios restaurantes. Anunciando nuestra particular "belle époque" que se extendería hasta bien entrado el siglo XX, triunfaban cocineros como Eugene Bounout, François Gage y Alexandre d’Huique, que en palabras de Eugenio Pereira envolvían en suaves salsas, como nunca antes, la delicada carne de nuestros mariscos.

Ellos y otros importaban auténtico caviar, trufas y foie gras, y ofrecían, además de sus recetas francesas y algunas con acentos orientales como la langosta a la indiana o el arroz al curry, platos novedosos que creaban o adaptaban a los productos locales. A Papá Gage, como se le conocía, atribuye Eyzaguirre nada menos que los erizos al cajón, los vol-au-vents de ostras, los carapachos de jaiba y el bistec a lo pobre (asimismo importado de Francia, según el afrancesado gourmet chileno Francisco Amunátegui), que aún permanecen.

También desde fines del siglo XIX aumentó la escasa corriente inmigratoria, y así comidas características de los grupos más numerosos, en especial italianos y españoles (que curiosamente trajeron entonces los guisos que hoy identifican su cocina, distintos de los de la Conquista y la Colonia), se introdujeron tanto en restaurantes como en la comida familiar. En la misma forma y con distinta intensidad, la hubo de alemanes, franceses, chinos, croatas y árabes, además de la de los franceses en la alta gastronomía.


Platos típicamente chilenos
Tenemos, entonces, dos nuevas fuentes donde hallar comida de calidad que perdure hasta hoy. Por una parte, la ampliación y el perfeccionamiento de la cocina criolla producen, en su propio estilo, platos de real excelencia. Varias recopilaciones de estos últimos años, como la del doctor Roberto Marín Vivado, coinciden en un total de alrededor de 500 recetas chilenas, mucho más de lo que de ordinario se cree. De ese gran volumen podemos extraer, con cierto rigor y dentro de lo opinable, a lo menos 20 auténticamente "de mantel largo".

Hay también creaciones poderosas, de fiesta comunitaria o popular, como el curanto, con sus variaciones altiplánica y pascuense, el pulmay, el cancato, el cordero al palo o asado en cruz en la Patagonia, pero ello no entra en nuestro propósito. En cambio, bastarán unos pocos ejemplos para convencer de que entre esos platos de consumo frecuente que, por sus materiales, sólo pueden prepararse a la chilena, existen algunos a veces mal apreciados que merecen ser parte de un gran menú. De la costa, el mariscal crudo con las especies de cada zona, en ésta de Concepción con el añadido de ulte y piure; el caldillo de congrio y la sopa de machas; los picorocos apenas pasados por mantequilla; los locos en escabeches o en chupes. Entre éstos, que acá se diferenciaron del peruano, los de jaiba y de centolla (además del muy terrestre de guatitas). Los mínimos camarones de orilla, incluso con su cáscara. Pescados como la corvina, el lenguado, la vieja, el pejesapo, el pejerrey, el salmón ahora chilenizado y tantos otros aptos para esa cocina del mar que solemos echar de menos, pero que, a la chilena, pueden saborearse gloriosamente apenas fritos, en caldillos o con el mínimo de intervención humana.

Del campo vienen el arrollado de malaya, la cazuela de pava nogada, el pastel de choclo, los porotos con mazamorra, los changles con cebolla y merquén, el cordero lechón arvejado de la costa central, la plateada al horno, el estofado de San Juan con sus aves y ciruelas. Del agua dulce, los camarones de río al vino blanco y las truchas rellenas. En la dulcería fueron añadiéndose a la tradición colonial dulces chilenos con manjar, pera y alcayota, pastas de San Estanislao, tortas en masa de hoja, pinzadas y betunadas, o castañas envueltas en papel plateado. Nada de esto es necesario recuperar porque todo está vivo y al alcance de la mano.

Alianza de lo nativo con lo importado
La segunda fuente de hallazgos está en la alianza de elementos nativos con las técnicas y estilos importados. Aunque los casos más numerosos son los de influencia francesa, los hay también de otros orígenes. Algunos han perdurado en los usos actuales (las machas a la parmesana, por ejemplo, es hoy el plato que se repite en mayor número de locales), pero varios van desapareciendo y sólo se encuentran en tres o cuatro clubes o restaurantes.
He revisado más de 200 menús de la "belle époque" chilena. Ellos procuraban sobre todo copiar directamente recetas francesas al estilo del vol-au-vent financière o los tournedos Rossini. A veces incorporaban entre medio, de manera pintoresca, platos nativos como "cazuelá de volaille", porotos granados o "empanadas à la chilienne". Pero además introdujeron algunas recetas más sencillas en la comida hogareña, como la coliflor con salsa blanca o la ensalada rusa, nuevas combinaciones para productos americanos como la palta (en crema, en salsa para el pescado o rellena con espárragos), técnica acá novedosas (vol-au-vent, aspic, galantina) y múltiples salsas. Además de lo de origen francés, también el curry, el arroz a la española, los espárragos a la parmesana o una ensalada japonesa.

Copiando se avanza

Gracias a los chefs importados y al espíritu de imitación obtuvimos mucho más. El pastel de jaiba es distinto del chupe criollo. El libro La Tía Pepa, de 1872, nos da la pista del origen de los erizos al cajón, en cubos ahuecados de pan de molde frito, quizás lo más refinado de todo. En efecto, es probable que Papá Gage se haya inspirado en la receta de origen galo que allí aparece de callampas fritas y puestas en esos mismos cubos de pan sin su miga. Los variados fricasés son distintos de la preparación francesa del mismo nombre, pero tienen esa raíz y mezclan distintos productos (filete de vacuno, sesos, criadillas, y algunos autóctonos, como machas o picorocos) con cubitos de papa y de pan fritos, arvejas y huevo revuelto.

Además nos llegaron otros platos de lujo con ingredientes nativos o bien directamente "copiados", que se han incorporado a nuestros hábitos culinarios pero que sólo en algunos casos podríamos incluir como cocina propiamente chilena: erizos en cocotte, en omelette o en flan; langosta a la americana o a la parisién; pato a la naranja; bisquede camarones de río; criadillas al canapé; crema de alcachofas; corvina Meunière o con salsa de erizos o de ostras; congrio y otros pescados à la Marguery. Éstos en verdad vienen sólo con choritos y camarones, aunque hayan cambiado al nacionalizarse en la rutinaria pero abundante salsa Margarita de las picadas costeras

También en los postres quedó ese legado: soufflés, bombas heladas, carlota rusa, marquesado, pêches Melba, parfait praliné o moka, y los numerosos bavarois, en especial con frutas chilenas y con una técnica distinta de la original francesa. Pasteleros como Camino o Pinaud, el del Casino del Portal Fernández Concha, trajeron éclaires de chocolate y café, gateaux Saint Honoré, palmeras, milhojas, planchados de masa de hoja, merengues con crema Chantilly, babá al ron y mucho más. Todo, sin duda, a la altura de un banquete e incorporado a las costumbres nacionales, a lo menos en los sectores con más recursos (baste pensar en los lamentos recientes de los santiaguinos, con cartas a los diarios, por el cierre de la pastelería Avenue du Bois).
La influencia europea se expande
Fuera de Santiago, la inspiración europea aliada con lo criollo se tradujo, para citar nuevamente el caso serenense, en postres como encaje inglés, huevo molle con merengue, budín de camote, huevos al revés, suspiros de monja, brevas amoldadas, sopa fría de papaya y pisco, turrón de arrope y distintos postres con papaya, lúcuma y chirimoya. En el sur se multiplicaron también los kuchenes, tortas y panes de Pascua alemanes, con frutas de la zona al natural, secas o en mermeladas.

Aún en los años 20 seguía rigiendo, al menos en los banquetes oficiales, el patrón francés, pero su uso en las casas particulares perdió rigor, disminuyó el número de platos y se amplió a otras influencias. Cuando cerró Gage, ya entonces en manos de sus herederos, gozó de parecido prestigio, pero en clave española, La Bahía. Ese local, además de algunas recetas heredadas del de Gage, creó o popularizó otras como la palta reina, de larga vida, el chupe de guatitas o el filete mignon con champiñones. Uno de los grandes referentes de ese tiempo fue el Hotel Crillón, a cargo de Jorge Kuppenheim, con estilo sobre todo francés, como su director, y también centroeuropeo. Otro fue el Club de la Unión, instalado en 1925 en su nueva sede, que supo combinar suculentos platos criollos, comenzando por las empanadas, productos campestres exclusivos como el queso y la mantequilla de determinados fundos, gran bodega de vinos de guarda y lo mejor de aquellas influencias extranjeras. Los clubes provincianos, tanto sociales como políticos, resguardaron sobre todo la comida criolla.

El libro La Buena Mesa
En 1933 Olga Budge de Edwards publicó La Buena Mesa, que se reeditó durante 30 años, donde recogió la amplitud del recetario disponible entonces. Sus méritos llevaron a Rosario Valdés a revisar y completar en 1997, tras 12 años de trabajo y con un notable aporte propio, esa enorme cantera culinaria. El libro reúne sobre 1.500 recetas de platos (hay, por ejemplo, 120 de huevos, sin contar tortillas y diversas combinaciones, 14 de congrio y otras tantas de langosta, y 40 tortas), además de las de tragos, picoteos, salsas y otros complementos, tanto para la comida familiar como para recibir. Llama la atención la diversidad de países, de Oriente y Occidente, de donde proviene esa cantidad de sugerencias (abundan las recetas peruanas, que fueron conocidas así antes de la llegada de sus restaurantes). El libro incluye por cierto numerosas preparaciones de estirpe criolla, a las que los mejores recetarios anteriores daban menos importancia que a las que venían de Francia.

De La Buena Mesa me interesa sobre todo destacar cómo las dueñas de casa con especiales condiciones culinarias, y la misma Olga Budge, habían ido enriqueciendo en sus cuadernos de recetas sencillos platos tradicionales. El libro suele distinguir esos perfeccionamientos con nombres geográficos bien chilenos, como criadillas Marga Marga o Placilla, patitas Camarico o Peñuelas, erizos Cartagena (hay allí varias formas de aprovecharlos con refinamiento) o huevos Santa Lucía y San Cristóbal. Hay asimismo mestizajes como el "caldillo de las niñas" de congrio con crema y queso, o las pencas de cardo al parmesano, algunos de los cuales merecen considerarse también "de mantel largo".


Es lo mismo que ocurre en el texto de Hernán Eyzaguirre con el cochayuyo Gudelia y el chupe de locos de su madre, o el congrio con erizos de Magdalena Claro. En su conjunto es ésta una valiosa contribución no ya de los restaurantes sino de la cocina urbana familiar, a mi juicio la que se halla entre nosotros en mayor peligro de desaparición y por lo mismo debe protegerse. En materia de postres, además de leche asada o nevada, huevos chimbos y dulces criollos tradicionales, hay varios de lúcuma, de huevo molle, soufflés, marquises y bavarois de estilo tanto francés como chileno.

Hacia una nueva alta cocina chilena
Estoy convencida que los cambios en las costumbres posteriores a la Segunda Guerra congelaron en lo fundamental y por largo tiempo el desarrollo del período anterior al que me acabo de referir. Con posterioridad, a partir de los años 70, la renovación gastronómica que hemos vivido se ha basado en gran medida en la apertura a nuevas influencias externas, sobre todo mediterráneas y orientales, pero también norteamericanas. Ha habido una increíble multiplicación de restaurantes que lo reflejan y un mejoramiento de las técnicas culinarias gracias sobre todo a unos pocos chefs extranjeros muy valiosos. La cocina chilena quedó en un segundo plano, defendida por la calidad de los productos naturales y repitiendo hasta la saciedad unos cuantos platos folclóricos. Sólo la prédica iniciada por chefs como René Acklin, Carlos Monge, Guillermo Rodríguez y otros, que también han traído desde fuera nuevas experiencias, ha intentado crear una nueva alta cocina chilena, que además reivindica ingredientes nativos olvidados. Coincide este último período con un salto cualitativo de nuestros vinos, hoy como siempre complemento indispensable de la buena comida.

La traducción de este esfuerzo en nuevas recetas está obteniendo resultados que a veces nos han sorprendido por su calidad, pero ellas recién empiezan a difundirse en libros y revistas, poniéndose así al alcance de todos. Espero que con el transcurso del tiempo, tal como ha ocurrido antes, las mejores se incorporen a la tradición nacional, renovándola. En mi opinión, esto debería tener como necesario complemento el rescate y la valoración de lo más significativo que el país fue creando a lo largo de cuatro siglos y medio, a partir del gran mestizaje inicial. Tal propósito requiere una labor seria de investigación que ya ha comenzado en el ámbito académico y que debe centrarse sobre todo en los períodos donde, como he indicado, carecemos de datos confiables.
Las etapas de la cocina chilena en síntesis
En resumen, habría que reiterar las etapas históricas de las cuales hemos heredado una cocina, siempre en algún grado mestizada, pero de verdadera calidad desde el punto de vista gastronómico y que todavía permanece. Ellas son, básicamente, la colonial con su dulcería; la segunda mitad del siglo XIX y los comienzos del XX tanto con el perfeccionamiento del estilo criollo, campestre y marino, como con la adaptación de nuevas influencias europeas, sobre todo francesa; la ampliación del horizonte entre las dos grandes guerras con el doble aporte de restaurantes y dueñas de casa, y la profunda renovación de los últimos 30 años, debida a un grupo de notables chefs, aunque con la tarea, aún a medio camino, de recuperar excelencias olvidadas y crear con productos chilenos una síntesis entre la identidad nacional y las tendencias actuales.

La identidad de la cocina chilena

Supuesto el alto nivel culinario indispensable y al igual que en otros aspectos de nuestra cultura, la gran pregunta sigue siendo cómo se manifiesta esa identidad a través de realizaciones en apariencia tan diversas como pueden ser unos erizos al cajón, un cordero arvejado y unos dulces chilenos con manjar o alcayota. Pienso, y en esto cabe un largo debate al que deberían contribuir, entre otros, antropólogos, historiadores, artistas y cocineros, que hay varios factores principales para establecer una cierta unidad común a todas ellas y a las demás que queramos incluir en la misma categoría.

En primer lugar, la primacía de los productos nativos. Aunque usemos los más variados ingredientes y aliños exóticos, la chilenidad de un plato dependerá en buena medida de los sabores característicos del mar y de la tierra, distintos siempre de los importados, aunque sea en matices. Esos productos son, además, el elemento central de la receta, a diferencia de otras cocinas donde lo que domina son la mezcla, las salsas, las especias o los agregados. En seguida, es importante una cierta simplicidad, tanto por el escaso número de los elementos utilizados como por la sencillez de la preparación. Luego –y quizás lo más característico– resulta determinante el "tono" nada extremado de los sabores: ni excesivamente picante, ni demasiado dulce, casi nunca tan ácido o amargo como en otras latitudes y raramente agridulce. Esa moderación se da aun con ingredientes tan poderosos como el erizo o el piure, por lo menos en sus expresiones más refinadas, sea por su uso moderado o con aliños capaces de suavizarlos.

En definitiva, el catálogo de platos chilenos aptos para una "mesa de mantel largo", como la que querían nuestros lejanos antepasados, resulta variado dentro de un espíritu que les es común. Incluye mayor proporción que en la mayoría de los países sudamericanos de un mestizaje básicamente europeo, inicial y reciente, y en conjunto mucho más homogéneo que lo que cabría esperar por esas influencias. No sería de extrañar –y la alta cocina renovada de que tanto se habla lo está comprobando– que muchas recetas tradicionales criollas consideradas populares pasen a ser parte de un perfecto menú de banquete mediante un cuidadoso proceso de refinamiento que armonice y destaque mejor su diseño y sus sabores. Ello constituye otro desafío para los cocineros chilenos, que podría dar un nuevo impulso o crear una nueva etapa en esta antología de nuestra calidad culinaria, siempre que sepan respetar, como antes ha ocurrido, esa necesaria y algo misteriosa identidad.

COMIENZA EL FRÌO...Tiempo de sopitas! CAZUELA DE ALBONDIGAS DE VACUNO...


El frìo està en nuestras puertas, no hay nada màs agradable que llegar a la casa y ver que nos està esperando en la mesa una cazuelita o una carbonada o un ajiaco o porquè no uno de los tan bien recibidos calditos.
Hoy les escribirè esta receta de mi amiga Meche:

CAZUELA DE ALBONDIGAS DE VACUNO:

3/4 DE KG DE POSTA MOLIDA FINA
7 papas
250 gr. de porotos verdes picados
2 zanahorias medianas cortadas en palitos
3 choclos cortados en rodajas de unos 5 cm.
1/2 pimentón rojo en tiritas
1/2 pimentòn amarillo o verde cortado en tiritas
8 rodajas de zapallo pequeños
1 cebolla picada fina
1 taza de arroz ya cocido
2 dientes de ajo machacados
2 1/2 litros de agua o caldo de carne ligero
1 marraqueta remojada en leche
1 huevo entero
1 yema de huevo
Perejil picado fino
aceite, harina, oregano, sal y pimienta

PREPARACIÒN:

Mezclar la carne molida, el pan remojado en agua y estilado, unir el huevo, perejil y condimentar con sal y pimienta, dejarlo reposar por un rato.

En una olla o cazuela con aceite sofreir la cebolla, el ajo,la zanahoria y los pimentones. Agregar a los 10 minutos el caldo o agua y aliñar a su gusto, dejarlo que hierva a fuego suave.

Formar las albóndigas bastante pequeñas y pasarls por harina. Echarlas de una en una, en la olla con el caldo que hirviendo suavemente. Una vez que floten, sacarlas y reservarlas hasta finalizar la preparaciòn para que no se deshagan.

Agregar las verduras al caldo, o sea las papas, los choclos, porotos verdes, el zapallo en trozos y finalmente el arroz, deje cocer unos 5 minutos, agregar finalmente las albóndigas, y que de apenas un hervor, se sirven en platos hondos o cazuelas, con cilantro cortado fino.

Nota:
Se pueden preparar albóndigas de carne de ave, o pescado o mezcla de mariscos, a gusto, utilizando la mima preparaciòn.

miércoles, 10 de junio de 2009

PUCHA...TENGO MESES SIN ENTRAR AL BLOG...


Disculpen amigos que han pasado por este blog, es que he tenido un accidente y estaba imposibilitada para escribir...aqui estoy de vuelta, a ver que les traigo proximamente, gracias